Imaginemos libros. Qué contendrán. Cómo serán.

Todo empieza siempre de la misma manera: con un buen soplo. Uno en forma de texto fabuloso. O de sorprendente dibujo. A veces, incluso, de música maravillosa.

Otras veces la cosa va de penas irresistibles y de alegrías insoportables (¿o era al revés?) …